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lunes, 16 de febrero de 2015

El "estornudo inverso" en los perros



El estornudo inverso es un reflejo de aspiración que aparece como consecuencia de una reacción sensible del tracto respiratorio, en especial de la faringe nasal. Se generan unos espasmos en forma de inhalaciones rápidas con las que se intenta desprender las partículas extrañas y la mucosidad que pudiera haber acumulada. Éstas se eliminarán bien mediante tos o mediante ingestión.  Durante el espasmo, el aire pasa rápidamente a través de la faringe nasal y produce un sonido que recuerda a un ronquido fuerte. Se trata de un episodio benigno como lo puede ser un estornudo, que raramente necesita tratamiento.




Puede estar causado por problemas nasales o problemas en la faringe nasal (sinusitis y otras afecciones respiratorias), por alergias o sustancias irritantes (polvo, polen, ácaros, productos químicos y de limpieza, perfumes, virus...). El episodio puede desencadenarse al comer o beber rápidamente, tirar de la correa o por niveles altos de excitación. 

El estornudo inverso es más común en perros pequeños o braquicéfalos (de morro chato), como el bóxer, el pug o el boston terrier. 




La posición en la que el perro realiza el estornudo es bastante característica: cuello extendido, codos desplazados hacia afuera, pecho expandido, tensión corporal general... Los episodios suelen durar en torno a dos minutos o menos, y se suelen resolver de forma espontánea. No dejan secuelas, y no provocan pérdida de consciencia. Pueden aparecer en un momento determinado de la vida del perro, o estar presentes durante toda su vida. Si los estornudos van acompañados de pérdida de consciencia, o generan intolerancia al esfuerzo es necesario acudir al veterinario para valorar si existe alguna enfermedad respiratoria.

Durante el episodio, debemos permanecer tranquilos para ayudar a que el perro se relaje en la medida de lo posible, ya que si el perro se estresa o se angustia mucho los síntomas pueden empeorar. Podemos ayudar a nuestro perro masajeando suavemente su garganta para tratar de detener los espasmos. Otra opción que podemos probar es a cubrir la nariz del perro, ya que esto lo obliga a tragar y es posible que así elimine la causa de la irritación.




Es importante saber qué es este tipo de reflejo para poder identificarlo, pero si observamos que nuestro perro hace algo diferente, se comporta de forma extraña después del episodio, o creemos que puede tratarse de una pequeña obstrucción lo mejor es llevarlo al veterinario lo antes posible para asegurarnos. Ante cualquier duda, podemos grabar un vídeo para enseñárselo luego al veterinario y que nos confirme que se trata de un estornudo inverso.

lunes, 1 de julio de 2013

Consejos Prácticos - Atragantamientos

 ¿Qué hacer? Cinco sencillos pasos pueden solucionar el atragantamiento del can o gato: hay que calmar al animal, no meter la mano en su boca, levantar sus patas traseras, ejercer un poco de presión y llamar al veterinario.




1. Mantener la calma, tranquilizar al animal

Cuando un perro o gato se ha atragantado el primer paso es no aumentar aún más la ansiedad del animal. "Si el perro se pone nervioso, respirará más fuerte, y la inhalación del aire provocará que el objeto que ha tragado se introduzca todavía más en su aparato respiratorio", explica Marisol Cuenca, del Colegio de Veterinarios del País Vasco.

2. No intentar extraer el objeto si éste no es visible

Un perro o gato que se atraganta porque algún fragmento ha quedado atrapado en su tráquea tiene mucha dificultad para respirar. "Si metemos la mano en su boca con la intención que extraer el pedazo aún bloquearemos más la entrada de aire", añade Cuenca.
Introducir la mano en la boca del animal que se asfixia tiene otro problema añadido: puede mordernos, ya que es normal que el perro o gato sienta dolor.

3. Maniobra de Heimlich adaptada - No levantar al animal del suelo

La clave para ayudar a un can o felino que se atraganta por culpa de un objeto es tratar de que abra su aparato respiratorio. Para ello hay que levantar las patas traseras del animal y agarrarlas entre nuestras piernas, con ayuda también de los brazos (como si se tratara de un abrazo). De este modo, el tercio trasero del perro o gato quedará levantado.

Esta operación es una adaptación de la conocida como maniobra de Heimlich en humanos. Y la finalidad es similar: trabajar a favor de la gravedad. De este modo, será más sencillo que el objeto que atraganta a nuestro peludo amigo caiga por sí mismo -o con algo de ayuda- al suelo.

Sostener en brazos al animal no siempre tiene buenos resultados: el animal puede ponerse nervioso al sentir que pierde el contacto con el suelo. Entonces, respirará fuerte y empujará hacia dentro el objeto que le asfixia. Es por ello recomendable actuar del mismo modo en animales pequeños que en animales grandes: colocar al animal con las patas traseras levantadas, en posición de hacer el pino.

En gatos es aún más importante no levantar al animal del suelo: las reacciones de los felinos suelen ser impredecibles y pueden voltearse y hasta girarse; estas torsiones dificultarían más todavía la salida del objeto que bloquea su respiración.

4. Presión bajo la caja torácica - no para inexpertos

La maniobra de Heimlich puede ser suficiente para ayudar al perro o gato a expulsar el objeto que provoca su asfixia. El animal toserá, y ese fuerte impulso de aire suele empujar el fragmento atascado fuera de su cuerpo.

Una presión seca con nuestras manos también puede ayudar a lograrlo. Para ello, hay que localizar el final de la caja torácica del perro y abrazar con una presión seca. Sin embargo, esta maniobra no está exenta de peligros: unas manos inexpertas en primeros auxilios para perros o gatos pueden tener dificultades. Si se aprieta el estómago del animal, el abrazo resultará ineficaz e incluso peligroso.

Por eso, sin experiencia en primeros auxilios para mascotas, lo correcto es mantener las patas traseras del perro o gato levantadas, sin más. Y tratar de relajar al animal todo lo posible (con palabras cariñosas). Con algo de suerte, el objeto saldrá expulsado por sí mismo.

5. Llamar al veterinario
La llamada al veterinario de emergencia es necesaria, y debe ser casi el primer paso -aunque aquí esté incluido en quinto lugar-. Cuando hay dos personas en casa para socorrer al animal que se ahoga, la opción más segura es que una ayude al perro o gato mientras que otra llama al veterinario. 

Por ello, conviene tener siempre a mano un listado con los teléfonos y contactos de los veterinarios de urgencias más cercanos.